La justicia en Chile. Maleni Cervantes

 

El tema de la justicia es algo que se ha estudiado desde tiempos muy remotos, es una de las cuestiones más importantes dentro de la filosofía. Para este trabajo hablaremos del concepto de justicia desde el punto de vista de Platón y veremos cómo es la justicia dentro del contexto chileno en la actualidad durante y después de las protestas sociales.

El concepto de justicia de Platón puede percibirse como algo “utópico”. A lo largo de sus primeros dos libros en La república esboza un significado de la palabra justicia como algo que prevalece sobre lo injusto a causa de la decisión del individuo, como una característica de los hombres buenos, la excelencia humana, algo que se hace en beneficio del otro. Bien podríamos resumir que “la justicia queda en claro, es un bien moral, y como tal es un bien espiritual y por ello está sujeto a la decisión personal” (Walter, O., 2008).

Por otro lado, también observamos que la justicia se vincula con aquello que se construye a nivel macro a través del estado y sus gobernantes, no sólo se trata de una experiencia individual. Es por esta razón que “Platón asociaba Justicia con armonía social” (Murillo & Hernández, 2011).

Es en este punto en el que hablar de armonía social nos ayuda a vincular este término con algo que se hace en beneficio de todos, se trata de construir una sociedad que pueda hacer felices a todos sus ciudadanos y no a unos cuantos.

Sin embargo, ¿ese tipo de justicia es actual?, ¿en Chile tenemos una justicia que le es favorable al pueblo o a unos cuantos?, ¿cómo se construye actualmente la justicia?

En el mes de noviembre presenciamos una serie de protestas en Chile, el pueblo descontento se encargó de manifestarse y exigirle al gobierno que cumpla con las promesas hechas, quieren que haya mejorías para todo el pueblo, puesto que aunque se cree que Chile es uno de los países con salarios mejor pagados, la realidad tiende a ser completamente distinta.

Pero, ¿en qué desembocó todo esto? En una serie de violencia que sigue cobrando vida a lo largo de miles de personas. Hay violencia del estado al pueblo y del pueblo para el estado. Vemos en las noticias atentados en que varios chilenos son torturados, golpeados, personas a quienes les violan sus derechos.

¿Eso es justicia? ¿Es la justicia que tenemos actualmente? ¿O con qué se le vincula exactamente?

Platón a lo largo del Libro I explica dos posturas en cuanto a la justicia. La visión de Sócrates y la visión de sus opositores: Trasímaco y Polemarco. La primera hace referencia a la postura de Platón, y la segunda a la interpretación que hace, por lo regular, el pueblo en general.

La postura de Sócrates la abordamos hace un momento. Pero en cuanto a la postura del pueblo veremos cómo se convierte en laberinto de injusticias con las que chocaremos una y otra vez. Por ejemplo, en determinado momento se hace la relación de la justicia con hacer un favor a los amigos y la libertad para robar al enemigo.

¿No es en este caso que comenzaron a existir problemas en Chile? El deber de ayudarse entre amigos (los ricos) y robar al enemigo (el pueblo). No obstante, ¿qué no es esto a lo que Platón define como acciones de un hombre injusto? Puesto que “no es función del justo perjudicar, (…) sino de su contrario, el injusto” (Platón, 1988: 72).

Por otro lado, es necesario rescatar que en cuanto al movimiento chileno podemos encontrar dos posturas que se contradicen. La postura que habla de que el pueblo ha despertado, de que ya no está dispuesto a someterse a un gobierno que privatizó todo. Por otro, tenemos una postura más conservadora como la del periodista John Müller que menciona que:

 

lo de Chile no tiene precedentes. Esto ha sido un suicidio, en 42 días no ha habido más que pérdidas. El patrimonio público y privado no ha crecido. Ha sido destruido, se ha quemado infraestructura en barrios que no van a ser reconstruidos jamás” (Paúl, F., diciembre de 2019).

 

En otras palabras, él ve más un levantamiento por la calidad de los servicios que en sí por injusticias sociales, puesto que para él Chile era uno de los mejores países latinoamericanos, al menos, el único que no enfrentaba problemas económicos serios.

Aunque, para ser realistas, se tienen varios testimonios de personas que sufren injusticias constantes y cómo poco a poco se han envuelto en una serie de deudas porque la vida en Chile es tan cara que es imposible que puedas satisfacer completamente tus necesidades.

Tenemos que una persona después de jubilarse gana menos de la tercera parte de lo que anteriormente ganaba, ¿entonces con qué comerá? Además, tenemos el caso de los jóvenes que tienen que solicitar prestamos para poder estudiar y que después terminan por ser deudas infinitas e imposibles de saldar.

Es en este momento en el que surgen algunas preguntas: ¿eso no es robar al “enemigo” ?, ¿no es lo que Platón vincula con hacer el mal sobre el otro? También podemos vincular una pregunta con el gobierno de Piñera, ¿es acaso un estado justo?, “¿es propio del hombre justo perjudicar a algún hombre?” (Platón, 1988: 70), ¿no es mucho peor hablar de perjudicar a un pueblo entero?

Gracias a que los chilenos comenzaron a cuestionar la manera en que estaban viviendo, explotaron con el alza del precio del transporte. Si en ese momento estaban hartos de tener que ver cómo los gobernantes vivían de los lujos y tenían acceso a servicios básicos como la salud y la educación, no sería raro que fuera a provocarse una protesta en la que se tiene la siguiente reflexión:

 

“No son 30 pesos, son 30 años”, es una de las consignas de las protestas. Es una referencia a la propuesta del incremento de la tarifa del metro que inició la crisis y a las tres décadas que han pasado desde que finalizó el régimen militar (Taub, A., 2019).

 

¿Treinta años de abuso? ¿Treinta años de ver cómo se favorecía a unos cuantos? Es en este momento en el que se analizan distintos factores que llevaron al pueblo chileno a levantar la voz y exigir justicia social. Dos de estos fueron que en 1979 bajo la dictadura de Pinochet y a manos del hermano de Piñera se permite una reforma laboral que afectaría los derechos de los trabajadores; y en 1990 se les permite a los privados tomar la administración la educación (Montes, R. &Fariza, I., 10 de noviembre de 2019).

¿Si atacas la educación y los derechos laborales de tu pueblo no hablas de favorecer al amigo (las instituciones privadas)? ¿A caso la manera de actuar de Piñera no se ve relacionada más bien con la postura contraria a la de Platón?

No obstante, volvamos a que muchos de nosotros creemos que el simple hecho de que los chilenos tienen un ingreso mensual muy alto sobre los índices latinoamericanos habla de una calidad de vida “excelente”, “de maravilla”, ¿entonces por qué están insatisfechos?, ¿de qué se quejan? Tal vez, si nos encontramos en esta postura es debido a que el estado es tan injusto que sabe encubrir sus atrocidades, recordemos que “el gran mérito de la injusticia consiste en parecer justo sin serlo” (Platón, 1988: 76).

Y este punto de querer parecer justo lo vemos de nuevo cuando el gobierno da la cara por primera vez y hace nuevas promesas:

 

Piñera apareció en televisión para pedir perdón y prometer pensiones más altas, mejor cobertura médica, impuestos más elevados para los ricos y recortes salariales para los políticos. Luego, le solicitó la renuncia a todo su gabinete (Taub, A., 2019).

 

A final de cuentas, Piñera si desea seguir teniendo el control y el mandato sobre Chile tenía que hacer algo. Si no tiene pueblo a quien gobernar, no sería, por lo tanto, gobernante. Situación que nos hace recordar que todos necesitamos de todos para poder vivir como sociedad. Es decir, ningún ser humano es autosuficiente por sí mismo.

Sin embargo, con esta acción por parte del gobierno veremos que “si se pudiese lo que se quisiera, no dejaría de hacerse. Pero esto no es del todo posible, estrechado como se está por el poder de los demás, y así se es justo de manera forzosa” (Klingner,1953:28). Lo que se puede comparar con el hecho de que Piñera hubiera subido el transporte y hubiera seguido haciendo de las suyas, que era lo que realmente quería, si el pueblo no se hubiera decidido a interponer su poder y a exigir justicia social.

Por aparte, tenemos que la situación no se calmo de esta manera, sino que en una noticia logramos encontrar el siguiente fragmento:

 

La acción del Ejército apoyado por los carabineros no ha logrado aplacar la protesta en diferentes zonas de Santiago de Chile, donde este sábado se han seguido produciendo enfrentamientos, ataques incendiarios y saqueos en el comercio. Las manifestaciones comienzan a irradiarse a otras regiones del país, lo que obligó al Gobierno a decretar un toque de queda (Montes, R., 21 de octubre de 2019).

 

Lo que, a su vez, terminaría por violencia. Tenemos que el gobierno de Chile declaró abiertamente que el pueblo estaba en guerra contra el Estado, lo que por ende marca un ellos (el enemigo) y un nosotros (los amigos).

Al declararse la guerra perjudicándose unos a otros es donde encontraremos un incremento en la violencia, tal vez, esto esté relacionado con el hecho de que el pueblo comenzó a incendiar estaciones del tren, pintar paredes, atracar negocios, era una respuesta a la violencia ejercida por el gobierno y los militares, que de acuerdo con la ONU se tienen los siguientes datos:

 

Según las cifras que barajan, durante las protestas, que comenzaron a principios de octubre por el aumento de los costos de transporte y una desigualdad profundamente arraigada, murieron al menos 20 personas y unas 1600 resultaron heridas, incluyendo a agentes de policía (Leal, D. 2019).

 

Eso sin contar las violaciones, los tocamientos, el uso excesivo de la fuerza en contra de mujeres, niños y adolescentes. Aspectos, que como era de suponer, no harían feliz al pueblo, así como tampoco logaría que este se mantuviera en paz.

En relación con esto, veremos que Platón menciona que “¿no diremos, análogamente, que si los perjudicamos, se volverán peores respecto de la excelencia de los hombres?” (Platón, 1988: 71) o bien “aquellos hombres que sean perjudicados se volverán necesariamente injustos” (Platón, 1988: 71).

Dichas citas nos ayudan a comprender que en cuanto a mayor número de injusticias se cometan contra una persona o un grupo de personas, éstas actuarán de la misma manera. Asunto que, de nuevo, se ve representado en el incremento del vandalismo dentro de las protestas.

Los jóvenes se exponen a perder los ojos e incluso la vida. Entonces, lo que menos tienen es miedo, quieren respuestas, quieren soluciones, pero sobretodo “Chile quiere justicia social y la quiere ya” (Montes, R. &Fariza, I., 10 de noviembre de 2019).

Por aparte, y retomando el significado de justicia que da Trasímaco en cuanto al estado veremos que “cada gobierno implanta las leyes en vista de lo que es conveniente para él” (Platón, 1988: 77). Explicando esto, vemos que es una postura que va en contra de lo que realmente piensa Platón en cuanto a la construcción de una justicia social.

Pese a esto, y después de haber visto todo lo anterior, ¿qué no el gobierno de este país latinoamericano hace lo que le conviene a él?, ¿la respuesta con violencia a las protestas pacíficas no es una manera de hacer lo que le conviene para conservar el poder?

Se ha demostrado que no quieren escuchar del todo lo que pide el pueblo. Sino que, al contrario, y al igual que Trasímaco, es como si optaran por elegir la postura de “[afirmar] que lo justo no es otra cosa que lo que conviene al más fuerte” (Platón, 1988: 82). En este caso, a los militares que representan al estado y que tienen las armas suficientes para reprimir a personas inocentes.

Es aquí donde queda en duda la afirmación de Platón, al menos en la situación de Chile “en ningún tipo de gobierno aquel que gobierna, en tanto gobernante, examina y dispone lo que le conviene, sino lo que conviene al gobernado” (Platón, 1983: 83).

¿Será que en Chile realmente se hace lo que le conviene al pueblo cuando se tiene la evidencia de una represión violenta y desmedida?

 

Según el Instituto de Derechos Humanos, más de 2.800 ciudadanos han resultado heridos (220 de ellos con serios daños oculares). Y de las 23 muertes registradas, la fiscalía investiga cinco que pueden haber estado relacionadas con el actuar de las fuerzas policiales (Paúl, F.,29 de noviembre de 2019).

 

¿En verdad, eso es lo que más le conviene al pueblo? Pareciera más bien que se ve un uso excesivo de la fuerza que se vincula con una injusticia que prevalece sobre la justicia.

Si no hay respuestas, no hay cambios y sólo hay daños, entonces no hay respuestas de un ambiente justo en el que el estado se ve realmente comprometido con la sociedad. No se logrará empatía ni un contexto de paz. “La injustica cuando llega a serlo suficientemente, es más fuerte, más libre y de mayor autoridad que la justicia” (Platón, 1988: 86).

Entonces, ¿dónde quedó la idea utópica de la justicia de Platón? No obstante, él menciona que la justicia no es eso, sino que estos ejemplos son la mayor evidencia de una injusticia desmedida, puesto que ella al multiplicarse una y otra vez, no traerá buenos resultados “el injusto luchará para aventajar al hombre injusto y a la acción injusta, de modo de lograr mucho más que todos” (Platón, 1988: 93).

Lo que explicaría el por qué el Estado se niega a renunciar, sino que desea seguir adquiriendo poder y sometiendo a la sociedad. Sin embargo, se les olvido que “los chilenos estaban esperando reformas de fondo, estaban esperando que se gobernara y eso no se estaba haciendo con eficacia” (Paúl, F., 2 de diciembre de 2019) y eso provocaría una disconformidad que terminó como lo hemos visto, en una serie de protestas que parecen no terminar hasta que haya un cambio total.

Es decir, se busca un reacomodo social, una nueva integración del poder de tal manera que esté al servicio de todos y no de unos cuantos. Se trata de que el gobierno no concentre toda la riqueza, los chilenos sueñan con la misma utopía que Platón.

Un gobernante que no se deslumbre con las riquezas que son del pueblo, que gobierne en favor de la sociedad, que escuche al pueblo y se convierta en uno con este, que por elección decida ser un hombre justo que se comprometa a dar justicia. O, en otras palabras, se busca una analogía con que “la justicia con Sócrates, desde este importante trabajo, se inserta como un asunto también de prioridad política” (Walter, O., 2008).

Como conclusiones, veremos que, de acuerdo con Platón, la justicia es la base fundamental para crear una sociedad que tenga beneficios para todos los hombres puesto que “la injusticia produce entre los hombres discordias, odios y disputas; la justicia, en cambio, concordia y amistad” (Platón, 1988: 97). Razones por las cuales Platón nos hace una invitación a crear una República de cordialidad en la que todos estemos unidos y queramos el bien para todos y así estar en paz.

No obstante, eso no pasa de ser una utopía en el caso de Chile, en la que prevalece el concepto de justicia que es contrario al de Platón. O lo que bien llamaríamos injusticia.

Mientras que Platón habla de un bien, de una decisión por obrar con la bondad, en Chile tenemos violencia, enemistades, robo de lo que es del pueblo. Vemos represión, vemos que el Estado termina por ser un hombre injusto que quiere más y más poder, que quiere buscar hacer la injusticia pese a las exigencias del pueblo.

Acciones que provocaran que el pueblo no descanse hasta que se haga justicia.

En resumen, la situación de Chile no cambiará con promesas, sino hasta que el pueblo vea que hay mayores oportunidades para alcanzar un gobierno justo o la utopía de justicia que propone Platón en La República.

Entonces, ¿por qué no cerrar con una frase de Platón que resumiría la problemática que hay actualmente? “El alma justa, por ende, el hombre justo, vivirá bien; el injusto, en cambio, mal” (Platón, 1988: 102).

Si se quiere cambiar la situación se tiene que dar la tranquilidad de que el gobierno no abusa del pueblo y que hace todo bajo el margen de justicia y para el beneficio del gobernado.

Veremos que la justicia como la menciona Platón se presentará ante el pueblo chileno cuando este vea que el gobierno no beneficia sólo al fuerte, que los militares ya no atacan a la sociedad, cuando dejen de existir abusos que creen un margen de diferencias entre un “ellos” y un “nosotros”.

 

Bibliografía

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